Cupressus sempervirens L.
CupressaceaeÁrbol muy apreciado por las culturas antiguas clásicas y del Próximo Oriente, los poetas griegos y latinos atribuían al ciprés un significado funerario, considerándolo el árbol de los difuntos, al estar consagrado a Plutón, dios de los Infiernos. Este simbolismo espiritual, ligado a la vida eterna -el ciprés es una especie muy longeva que puede vivir 3000 años-, fue retomado por los cristianos y por ello acompaña las tumbas y los cementerios.
Es frecuente verlo por los países Mediterráneos en lindes de caminos y entradas de las casas para dar sombra y cobijo al viajero, ya que también es el ciprés símbolo de hospitalidad. Su porte vertical, casi arquitectónico, ha sido motivo para convertirlo en un árbol ornamental muy querido por la jardinería por su capacidad de evocar dicho paisaje mediterráneo con su presencia. Así lo hizo en sus creaciones un arquitecto y paisajista que interviene en Doramas a finales de los años 50 y comienzos de los 60, Nicolau María Rubió i Tudurí (1891-1981). De origen menorquín, aunque muy ligado a Barcelona por su trabajo, este colaborador de Forestier estuvo durante su carrera muy interesado en recrear lo que él llamaba el “jardín latino”, en el que el ciprés goza de especial protagonismo.